Todos hemos sentido alguna vez, ya sea antes de un examen importante o antes de hablar en público, esa sensación a la que yo me refiero con la palabra coloquial de "nervios".
En nuestra vida y nuestro día a día existen muchas situaciones que provocan esa respuesta y esos "nervios", pero cuando cede el estímulo o situación nuestro cuerpo es capaz de retornarnos a un estado de "no nervios". Cuando ese estímulo o situación se prolonga en el tiempo, nuestro cuerpo deja de ser capaz de retornar al estado de calma por una hiperestimulación cerebral y de nuestro sistema nervioso central, y es ahí cuando aparece la temida ansiedad.
Entonces, ¿Qué es la ansiedad?
Los síntomas de la ansiedad pueden ser muy variados, pero se pueden dividir en cuatro grupos principales:
Cognitivos: miedo, irritabilidad, agobio, insomnio…
Motores: temblor, tensión muscular...
Vegetativos: palpitaciones, sudoración, náuseas, sequedad de boca…
Conductuales: evitar o huir de determinadas situaciones.
Si bien algunos niveles bajos o puntuales de ansiedad son esperables y normales, hay que consultar con un profesional sanitario en los siguientes casos:
Falta de control sobre la ansiedad.
Impacto directo en el ámbito social o laboral.
Trastornos del sueño o dificultades para dormir.
Sensación continuada de tristeza y pensamientos autodestructivos.
Presencia de otros trastornos de salud mental.
Muchos trastornos de ansiedad hacen que las personas experimenten ataques de pánico, que son períodos de miedo intenso provocados por un objeto o situación que puede alcanzar su punto máximo en minutos.
Para muchas personas con ansiedad, su condición afecta su capacidad para funcionar en la vida cotidiana.
Existe una multitud de trastornos de ansiedad que incluyen trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, agorafobia, fobia específica, trastorno de ansiedad social, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno de ansiedad por separación. Yo prefiero explicárselo a mis pacientes como distintas maneras de manifestar la ansiedad, cada cual la manifiesta de una forma, sin embargo la raíz es la misma, la ansiedad.
Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada o TAG es el trastorno de ansiedad más común. Este se diagnostica después de que una persona tiene ansiedad, con poco que la provoque, la mayoría de los días durante un período de al menos seis meses. Este comenzará a afectar la vida social, laboral y familiar de una persona. Los síntomas del TAG pueden incluir:
Sentirse inquieto o al límite
Sentirse fatigado con frecuencia
Dificultad para concentrarse
Irritabilidad
Sentimientos excesivos de preocupación que son difíciles de controlar
Dificultad para dormir
Trastorno de pánico
Los trastornos de pánico se caracterizan por ataques de pánico inesperados y repetidos. Las personas con ataques de pánico pueden intentar evitar situaciones o preocuparse constantemente acerca de cuándo puede ocurrir el próximo. Los síntomas de un ataque de pánico incluyen:
Palpitaciones cardíacas o aumento de la frecuencia cardíaca;
Sudoración o escalofríos;
Temblores;
Dificultad para respirar;
Sensación de terror;
Sensación de pérdida de control.
Trastornos relacionados con la fobia
Los trastornos relacionados con la fobia son el miedo o la aprensión por objetos o situaciones específicas. Mientras algunos de estos objetos o situaciones pueden tener motivos para causar miedo, el miedo que siente el individuo es desproporcionado al peligro real que representa. Existe una variedad de trastornos relacionados con la fobia. Algunos de los más comunes incluyen:
Las fobias específicas hacen que una persona tenga un miedo irracional a un objeto o situación específica. Los síntomas de este trastorno suelen comenzar en la niñez.
El trastorno de ansiedad social, anteriormente conocido como fobia social, es una ansiedad intensa por ser juzgado o rechazado en situaciones sociales. A menudo, las personas con trastorno de ansiedad social se dan cuenta de que su preocupación no es razonable, pero aún se sienten impotentes en situaciones sociales.
Agorafobia, una persona con agorafobia debe tener dos o más de los siguientes síntomas para el diagnóstico: miedo al transporte público, miedo a los espacios abiertos o cerrados, pararse en medio de una multitud o estar solo fuera de la casa. En casos graves de agorafobia, una persona puede quedarse confinada en casa.
Hay otros dos trastornos comunes que tienen la ansiedad como uno de los síntomas clave, pero ya no se clasifican como trastornos de ansiedad en el DSM-5. Estos incluyen:
TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO
El trastorno obsesivo compulsivo o TOC es un trastorno en el que las personas tienen pensamientos, ideas o sensaciones no deseados (obsesiones) recurrentes o la necesidad de hacer algo repetitivamente (compulsiones). Algunas personas tienen obsesiones y compulsiones. Ejemplos de comportamientos de TOC incluyen:
• Revisar objetos repetidamente para reducir el miedo a hacerse daño.
• Repetir un nombre, frase o comportamiento porque el individuo teme que suceda algo malo si no se completa.
• Las compulsiones de limpieza pueden ocurrir porque existe el temor a la contaminación por cosas como suciedad y gérmenes.
• Ordenar y organizar las cosas de forma simétrica o en un orden determinado para reducir las molestias.
• Los pensamientos o impulsos intrusivos pueden reaparecer con frecuencia y causar sentimientos de ansiedad.
TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
El trastorno de estrés postraumático o TEPT ocurre cuando una persona tiene dificultades para recuperarse después de un evento traumático. Los síntomas pueden aparecer meses, o más, después del evento. Hay una amplia variedad de síntomas del TEPT, algunos de los cuales incluyen:
• Recuerdos angustiantes no deseados y recurrentes o reviviscencias del evento;
• Pesadillas sobre el evento;
• Evitación de cosas relacionadas con el evento: personas, lugares o situaciones;
• Desesperanza sobre el futuro.
Ansiedad vs depresión
Es importante señalar que existe una diferencia entre ansiedad y depresión. En un sentido muy básico, la ansiedad es un sentimiento excesivo de preocupación, mientras que la depresión son sentimientos excesivos de desesperanza e inutilidad. En la práctica clínica es raro encontrarse con trastornos de ansiedad o depresión por separado, lo más frecuente es que los síntomas de ansiedad se inicien primero y el hecho de mantenerse bajo estos síntomas acabe con afectar también a la esfera afectiva y con ello desarrollar también sintomatología depresiva, lo que se conoce como trastorno ansioso-depresivo.
Causas médicas de la ansiedad
Existe una variedad de problemas médicos que pueden causar ansiedad. Algunos de ellos incluyen:
Trastornos de la tiroides como hipertiroidismo o hipotiroidismo.
Enfermedad del corazón.
Diabetes;
Efecto secundario de un medicamento;
Falta de oxígeno o trastornos respiratorios que incluyen enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfisema o asma;
Uso de drogas ilícitas o abstinencia de drogas/alcohol;
Síndrome del intestino irritable u otras afecciones gastrointestinales.
Factores de riesgo de ansiedad
El estilo de vida y los factores ambientales pueden aumentar el riesgo de padecer ansiedad. Estos pueden incluir:
Aumento del estrés, que puede provenir de una variedad de fuentes. Puede deberse a una condición de salud, trastornos del sueño o situaciones de la vida como el trabajo, la escuela, problemas financieros, problemas de una relación amorosa o la muerte de un ser querido.
Los niños y adultos que experimentan eventos traumáticos tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad.
El abuso de sustancias, incluido el consumo de drogas o alcohol, puede aumentar o empeorar la ansiedad.
Tratamiento de la ansiedad
Los trastornos de ansiedad son altamente tratables, sin embargo, solo el 37% aproximadamente de los que la padecen reciben tratamiento. Las principales formas de tratar la ansiedad son:
Psicoterapia
Puede presentarse en una variedad de formas. Puede ser individual o grupal y puede darse en línea, por teléfono o en persona.
Medicamentos
La medicación es otra forma de ayudar a aliviar los síntomas de ansiedad de forma conjunta con la psicoterapia, o frecuentemente cuando la psicoterapia no ha sido efectiva. Hay cuatro categorías principales de medicamentos que un proveedor de atención médica puede recetar para tratar la ansiedad:
• Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): estos medicamentos, aumentan los niveles de serotonina en el cerebro, lo que puede ayudar a mejorar el estado de ánimo.
• Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN): estos medicamentos aumentan los niveles de serotonina y noradrenalina en el cerebro.
• Benzodiazepinas: estos medicamentos, tratan los síntomas físicos de la ansiedad al reducir la tensión y promover la relajación. Por lo general, solo se usa en el manejo a corto plazo de la ansiedad.
• Antidepresivos tricíclicos: estos medicamentos también ayudan a tratar los síntomas físicos y del estado de ánimo. Sin embargo, tienen mayores efectos secundarios que los anteriores, por lo cual se utilizan cada vez menos en la actualidad.
Preguntas y respuestas sobre ansiedad
¿Qué porcentaje del mundo tiene ansiedad?
La Organización Mundial de la Salud afirma que 4 de cada 13 personas tiene ansiedad.
¿Qué razas o etnias son más propensas a los trastornos de ansiedad?
Se ha descubierto que los trastornos de ansiedad son más frecuentes en las culturas europeas y anglófonas, seguidas por las culturas ibéricas y latinas, luego las culturas del norte de África y del Medio Oriente.
¿Quién resulta más afectado por la ansiedad?
Las mujeres tienen más probabilidades de verse afectadas por la ansiedad que los hombres. En algunos trastornos, como la ansiedad generalizada, las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres.
¿A qué edad afecta más la ansiedad?
El grupo de edad más afectado por la ansiedad es el de 30 a 44 años de edad.
¿Qué porcentaje de estudiantes tiene ansiedad?
De los estudiantes que reciben servicios de asesoramiento, el 41.6% son atendidos para tratar la ansiedad.
¿Por qué la ansiedad es tan común ahora?
No hay una respuesta única a por qué la ansiedad es más común ahora. Podría deberse a la disminución del estigma que rodea a los problemas de salud mental, los malos hábitos de sueño o dieta, el aumento del uso de las redes sociales, y evidentemente los sucesos de los últimos años tales como pandemia covid, guerra de Ucrania y problemática económica secundaria a estos.
Consejos para aliviar la ansiedad
Además, hay otros métodos complementarios que pueden ser muy útiles para cuidarnos y saber gestionar mejor los picos de ansiedad.
Mantener una buena rutina de sueño. Un horario estable, un dormitorio aislado de ruidos y luz y evitar cenas pesadas son algunas maneras de mejorar la calidad del sueño. Un sueño de calidad ayuda a controlar la ansiedad.
Comer alimentos saludables. La ansiedad puede provocar que queramos acudir a alimentos ultraprocesados para obtener una recompensa instantánea, pero seguir una alimentación equilibrada y rica en nutrientes ayuda al organismo a gestionar mejor el estrés.
Hacer ejercicio. El ejercicio regular, aunque sean 15 minutos diarios, puede aliviar el estrés liberando endorfinas, además de otros efectos como mejorar la calidad del sueño o mejorar la autoestima.
Evitar o reducir la cafeína, si notamos que nos afecta. El consumo de alcohol y drogas también puede provocar ansiedad o empeorarla: si no podemos dejarlo solos, podemos buscar tratamiento, programas o grupos de ayuda.
Llevar un diario. Llevar un registro de nuestra vida puede ser útil de varias maneras: puede ayudarnos a identificar las fuentes de estrés y puede ayudarnos a enfocar nuestros pensamientos en las cosas positivas de nuestra vida.
Apoyarse en los seres queridos. El apoyo de familia y amigos puede ayudarnos a sobrellevar los momentos más estresantes y a fomentar la sensación de pertenencia y autoestima.
Establecer prioridades. Organizar mejor el tiempo y la energía, así como evitar la procrastinación, puede mejorar la sensación de control y reducir la ansiedad.
Pedir ayuda. La ansiedad es un trastorno de salud mental y, como tal, se puede tratar. Si no se busca ayuda profesional o en personas de confianza, el trastorno puede empeorar y ser más difícil de combatir.
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